Me levante a las 9 am, y después de desayunar, matear y leer un rato al sol en el hostel salí a tomar el metro rumbo al Vaticano.
La Ciudad del Vaticano, oficialmente Estado de la Ciudad del Vaticano, es un país soberano sin salida al mar, cuyo territorio consta de un enclave dentro de la ciudad de Roma.
Es uno de los seis microestados europeos.
La Ciudad del Vaticano tiene una extensión de 0,44 km (44 hectáreas) y una población de aproximadamente 800 habitantes, por lo que resulta un híbrido de ciudad elevada al rango de Estado independiente, siendo además el país más pequeño del mundo
Es el territorio independiente más urbanizado del mundo.
La Ciudad del Vaticano alberga la Santa Sede, máxima institución de la Iglesia católica.
La máxima autoridad del Vaticano y jefe de Estado del mismo es el papa de la Iglesia católica, por lo que puede considerarse la única teocracia y la última monarquía absoluta de Europa. El sumo pontífice delega las funciones de gobierno en el secretario de Estado.
El conjunto arquitectónico e histórico-artístico que conforma la Ciudad del Vaticano fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984.
Una vez que llegué al Vaticano, recorrí la Piazza San Petro y me puse en la fila para entrar a la Basílica de San Pedro.
La basílica de San Pedro es impresionantemente grande. Con sus techos decorados y sus estatuas y pinturas por todos lados llama muchísimo la atención.
Tuve que hacer la fila para comprar la entrada, ya que no había conseguido por internet, pero leyendo el kindle se pasó rápido.
En el Vaticano recorrí: La Capilla Sixtina, el museo cristiano, la Pinacoteca, Los Jardines del Vaticano, el museo de la carroza y varios otros “pequeños” museo que hay adentro. Es impresionante la decoración de los pasillos, cantidad de pinturas, obras de arte y estatuas que hay. Es un lugar gigante y lleno de historia.
No me arrepiento para nada de haber entrado. Incluso porque me hizo cambiar mi opinion y la idea que tenía sobre los tesoros del Vaticano. Paseo super recomendable.